Por su aspecto exterior prece más un edificio civil que religioso debido en buena parte a su pertenencia a una cofradía procesional. Su salvación de las ansias demoledoras ha de darlas gracias a su bella fachada, ya que en 1926 se cerró por encontrarse en ruina pero dos años después fue declarada Monumento Nacional. Y no es hasta 1968 cuando se restaura para museo de pintura. La pena es la descontextualización interior, ya que a penas se aprecia la grandeza del edificio.
Siempre me ha fascinado su fachada, es extraña, con dos puertas de acceso. Con este edificio hemos tenido la suerte de que se conservara y que se ganara como espacio público, siendo en la actualidad la sala de exposiciones más importante de la ciudad, no sólo por su continente sino también por su contenido, aunque recuerdo que hace algunos años las exposiciones que allí se mostraban eran más interesantes, pero ese es otro tema.
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